Grecia es la cuna del teatro y de la literatura en general.
Esto es algo que aprendemos desde el colegio con Homero. Pero esta última
temporada Atenas me lo recuerda día a día convertida en un escenario de
diferentes episodios políticos, revueltas, manifestaciones… Un retablo de
escenas de todo tipo y color: ejecutivos atareados atascados en las calles de
una ciudad con huelga de transportes pitando a diestro y siniestro, personas de
distinta raza y condición revolviendo y buscando en los cubos de basura,
drogadictos y mendigos pidiendo en las paradas
de autobús inexistentes tras haber sido quemadas en los últimos
episodios de violencia, locales vacíos de tiendas que cierran y cuyo escaparate
lo domina un “se alquila”… Pero también cosas de índole menos triste: grupos de
amigos tomando café y cerveza en las plazas, amables tenderos en panaderías y
tiendas de la ciudad dispuestos a regalarte un panecillo de más cuando se
acerca la hora del cierre, nuevos escaparates a la espera de la nueva primavera
que se resiste por llegar…Época de cambio vertiginoso que es difícil de
asimilar en la rutina del día a día.
Un dato muy interesante y desconocido para mucha gente es
que Atenas es la capital europea con mayor densidad de teatros por kilómetro
cuadrado. Y se trata de espacios elásticos de todo tipo y tamaño que acogen una
muy amplia variedad dramática: desde las obras contemporáneas europeas
traducidas y adaptadas al griego hasta
el teatro clásico griego como por ejemplo el mítico Edipo de Sófocles. Además,
cuando un niño griego les diga a sus padres “quiero ser artista de mayor” será
esta rama dramática la escogida en un noventa por ciento de los casos.
El griego es además espectador de teatro, va al teatro y se
siente orgulloso por ello. Yo he tenido la suerte de asistir a numerosas representaciones
y, el pasado fin de semana sin ir más lejos fui a tres obras. La primera era
una adaptación de una obra del autor catalán Esteve Soler llamada “Contra la
Democracia” y se trataba de una serie de escenas que reflexionaban en torno al
título. Perfectamente traducido al griego moderno, el joven equipo teatral que
lo llevó a escena eligió una enorme boca roja comiéndose al Partenón como
imagen del cartel…
La segunda obra que vi era una obra amateur de una joven en
un pequeño teatro en Gasi, zona de marcha de Atenas que
concentra bares, cafeterías y teatros en un paisaje industrial como testimonio
de anterior condición de suburbio. Desde que llega el metro allí (estación de Keramikós) todos los fines de semana se
llena de gente joven por las noches.
El domingo asistí a un teatro contemporáneo de autor griego
asimismo interpretado por actores conocidos en un teatro precioso llamado Teatro
del Arte (“Tejnis”) que está
en un pasadizo (“stoá”) que
concentra eventos literarios, cafeterías y librerías llamado pasadizo del libro(“stoá tou Bibliou”). Está en pleno
centro urbano y conecta la calle Panepistimíu con Stadíu.
A pesar de las manifestaciones convocadas para dicho día, el teatro estaba
lleno, lo cual me provocó un gran alivio al pensar que la cultura permanece y
no todo los griegos están dispuestos a destruir el patrimonio cultural del
centro de su capital con la excusa de la lucha contra la Crisis.
Teatro Tejnis - escenario
Teatro Tejnis - el final
Teatro Tejnis - "foyer"
Teatro Tejnis - Entrada
Teatro Tejnis - Entrada2
Teatro Tejnis - interior
Teatro Tejnis - interior2
"Contra la Democracia"
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